Hay que aprovechar la nieve caída esta semana. Quedamos a las 7 de la mañana Javi, Sergio y un servidor en la puerta de casa. Cuando salgo a la calle vienen ráfagas de aire caliente y el termómetro marca 14 grados, una temperatura anormal para esta época del año.
Paramos en Hoyos, en la Bodeguita, a desayunar ya que vamos bien de tiempo, o eso pensábamos. El ambiente en este bar la mañana de los sábados es muy montañero y dan unas tostadas que no están nada mal para empezar cualquier actividad.
Después del suculento desayuno continuamos hasta Navalperal, donde dejamos la furgo en el aparcamiento que recientemente habilitaron al lado del río Tormes. (Pica en las fotos para ampliar).
Aparcamiento de Navalperal
El Tormes baja con bastante agua
Comenzamos a andar a las nueve y veinte, con una temperatura de cuatro grados, lo que hace presagiar las condiciones de la nieve.
Para subir a Cabeza Nevada hay que seguir el itinerario de Cinco Lagunas hasta donde confluyen las gargantas de Gredos y del Pinar. Justo aquí subiremos por la loma que divide ambas gargantas.
El guardián de la majada
Zona de robledal
Cabeza Nevada, nuestro objetivo
Aquí subimos por la loma
Confluencia de las gargantas del Pinar y de Gredos
Una de las praderas
Cabeza Nevada
Javi y Quequi
La Serrota
Morillas
Rodríguez
Ya se ven los picos del circo
Cabeza Nevada con nube lenticular, como las
grandes cumbres
Siguiendo la cuerda llegamos al Cervunal, una inmensa pradera totalmente llana atravesada por un arroyo que va formando meandros debido a la escasez de pendiente. Hoy está totalmente cubierta de nieve húmeda por lo que nos vamos hundiendo en los trampales.
El Cervunal
Javi hundido hasta la cintura
El Cervunal
Chozo del Cervunal
En el chozo del Cervunal paramos a reponer fuerzas antes de empezar la zona de mayor desnivel, que hoy será especialmente dura por las condiciones de la nieve. Debido a las temperaturas suaves que se registran por la noche, la nieve no ha sufrido apenas proceso de transformación y se encuentra en un estado húmedo y profundo que hace que el avance a través de ella resulte verdaderamente penoso. Para que la nieve se transforme en nieve dura, la más cómoda para andar, tiene que haber fuertes heladas nocturnas con días cálidos. De esta forma por el día se derrite poco a poco la capa superficial volviéndose a congelar por la noche a mayor profundidad.
Ahora el camino discurre pegado en todo momento a la garganta hasta llegar a la gran pala de nieve que baja del hombro de Cabeza Nevada. Tenemos que ir turnándonos para abrir huella porque de lo contrario el primero acabaría reventado.
Abriendo huella
Nos metemos hasta la rodilla
Casi saliendo del piornal
Al salir del piornal la nieve se vuelve costra por la acción del viento y podemos andar sin hacer tanto esfuerzo. En poco rato tenemos que para a poner crampones ¡¡por fín!!
A esta altura está mas transformada la nieve
La laguna del Cervunal, con su característica forma
redondeada
Quequi mas fresco que una lechuga
Esto se pone mas empinao
A partir de aquí el entorno es mas de alta montaña. Las piedras están totalmente escarchadas por el viento con unas formaciones verdaderamente curiosas. Toda la montaña parece un gran merengue.
Javi embelesado
A las cuatro de la tarde llegamos a la cumbre, mas de una hora mas tarde de lo previsto por el estado de la nieve. Para llegar hasta aquí hay que superar 1200 metros de desnivel y una distancia de mas de 10 kilómetros, pero sólo es la mitad del camino porque tenemos que volver, por lo que la jornada se hace muy larga.
Para mi la cumbre de Cabeza Nevada tiene las mejores vistas de todo Gredos. Situada entre los circos del Gargantón y Cinco Lagunas se divisan prácticamente todas la cumbres y todo parece un gran circo único.
Llegando a cumbre
La Galana en el centro
El Morezón, los Tres Hermanitos y el Cerro de
los Huertos
Risco del Gutre, portilla de Cinco Lagunas
y Laguna Cimera
Barrerones y La Mira al fondo
Almanzor y Galana
El Gargantón
Autofoto
La idea que teníamos en un principio era bajar al Gargantón y de ahí a la garganta de Gredos para volver por ella, pero es muy tarde para dar tanto rodeo asi que volvermos sobre nuestra huella, que tanto esfuerzo nos ha costado abrir.
De vuelta
Atardecer en la Serrota
Atardecer
Llegamos al coche con los frontales encendidos y con las piernas cargadas después de 9 horas de pateo, pero con la satisfacción con la que bajamos siempre de la montaña y preparando ya la salida del próximo sábado.
Nos vemos en las montañas.
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